Todo parecía incorrecto, así que hice lo que no había hecho. Fue así como descubrí que ese era el camino (para mi) y supe también cuanto puedo dañar a alguien sin querer hacerlo. Así me enteré que cuando uno entrega cosas sin saberlo puede lastimar a otros. Me enteré también que el camino para uno no es el mismo que para el otro, reafirmé así que los por siempre no existen y que sea como sea la vida sigue. Entendí que sabías todo y que eso no te importaba. Supe también luego que yo no importaba. Que yo no les importaba. No te hice caso. Asumí en poco tiempo que todo tenía que ordenarse solo. Fui ilusa al pensar que eso sería así, fui ilusa al no pensar. Fue tonto de mi parte asumir en que todo pasaría como si nada, al fin y al cabo me conozco ¿no? Fue enfermo suponer que todo se arreglaría. En este minuto sé pocas cosas: sé que hubo un fin y un comienzo nuevo. Nadie mencionó los intervalos. Nunca supe como tomar esto, ni como volver a creer en palabras que por segunda vez para mi habían tenido un fin. Ya ni siquiera sé si es que en verdad hago lo correcto (para mi). Y acá estoy, poniendo orden (y puntos) para ver si terminan estas cosas de una vez.